martes, 5 de marzo de 2013

holamamá

viste esos momentos en que venís viviendo en piloto automático y de pronto, ooops, epa, pará, esto va en negrita, en mayúscula, en cursiva, destacame esto que NO ES NORMAL, al menos para mí, esos momentos en que el mundo te sorprende, o la gente, o las circunstancias, o vos misma. Esos momentos en que necesitarías la mirada cómplice, muchas veces cínica, de un amigo de esos que todo lo entienden...
Durante el embarazo y desde que nació P recuerdo varios de esos. Van algunos:
- claramente siempre me llamó la atención la emoción de la gente con los embarazos ajenos, siempre fui bastante apática y fría, recuerdo que una de mis profes de danza decía que lo que más le molestaba de los embarazos era volverse un objeto público, que cualquiera puede toquetear, y bue, resultó que por las circunstancias del caso a mí no me molestaba, porque tenía tal emoción y sabía que estaba tan monotemática con amigos y familiares que cualquier desconocido que quisiera festejarme la panza era bienvenido, quizás como parte de mi egocentrismo habitual. La cuestión que en un día EN LA VERDULERÍA una mujer que ni antes ni después vi nunca jamás me franeleó lindo la panza. What??? Dónde fuiste socializada querida?? Tampoco en esa ocasión me molestó, pero sí concluí una vez más el lugar común: "la gente está loca" -superó la vez que visitamos a una tía, prima, tía abuela, prima segunda, no sé bien qué es de concu pero yo era la segunda o tercera vez que la veía y después de un rato de estar ahí me dijo "uy! hace rato ya que estás acá y yo todavía no te toqué la panza!!" y cumplió entonces con su mandato autoimpuesto... (???!!!)
- dejar al bebé los primeros días un ratito con el padre con la excusa de hacer mil trámites y en realidad más que nada para tomar un poco de aire y ver el mundo exterior, correr de una a otra oficina, y ya que estamos aprovecho para pasar por el laboratorio, sí, está el resultado del análisis de errores congénitos, firma, aclaración y parentesco por favor. Bueno, gracias, firma, C.G., madre. What??? MADRE??? Bue, no da para explicarle a la poco simpática señora del laboratorio que es la primera vez que lo escribo...
- y llamar al médico para que me haga la orden, para ir a la obra social a autorizarla, para ir a la ortopedia a que me lo encarguen, y que da ocupado, y que patatín, y que patatán, y de pronto sí, hola, qué tal, habla C.G., la mamá de P.F., pará, LA MAMÁ DE p.f.??? yo dije eso??
- me hubiese gustado escribir un número impar de momentos pero ya voy a ir cerrando, con EL MOMENTO más sorprendente de mi vida, acá no hay cinismo ni sarcasmo ni se trata de escribir o pronunciar por primera vez el hecho de la maternidad consumada. No fue el momento del parto si entendemos por tal exactamente el momento en que el chico pasa de estar adentro a estar afuera, los segundos o el segundo de transición, momento en que tiene mitad adentro, mitad afuera. No fue ese momento porque ese no lo vi, porque estaba tan concentrada pujando, tan preocupada de que si no salía pronto me mandaban al quirófano, que cuando concubino dijo o más bien gritó "¡lo veo!!! ¡miralo!!!!" y me levantó la cabeza para ver sólo vi fugazmente una espalda blancuzca y después un niño apoyado sobre la mesita, mientras le cortaban el cordón -nos cortaban el cordón- y concu lloraba y lloraba y yo empecé a llorar como por contagio nomás pero como que no entendía nada, y ya ni bien entré a la sala de partos como vi que me tocó el pediatra malo, el del curso de preparto que no da el bebé a los madres ni bien nacen, que recién se los da en la pieza, ya sabía que no tenía sentido discutir y la verdad me había relajado tanto una vez que supe que lo logré, que evité la cesárea, que me dijeron que él estaba bien, que yo me sentía bien, que me puse a chusmear que seguía pasando por ahí abajo, que vi que el médico levantaba un cordón del cual colgaba la placenta -no la vi a ella, a la señora placenta- que escuché que pedía suturas, que lo veía coser y decir algo con su habitual tono cínico-sarcástico-sobrador (mi obstetra tenía que ser necesariamente así, si no no lo hubiese elegido... me hubiese dado náuseas uno como el pediatra que me tocó luego en la guardia con la primera fiebre de P., ése que me decía holamamábuenomamávamosatomarlafiebremamáydespuésmamálovoyaauscultarmamá, de hecho ese podría haber sido el cuarto momento a descartar, parecido al primero, qué le pasa señor, tiene un tic con la palabra mamá? me hubiese gustado grabarlo para contar las veces que lo dijo, como conté las veces que Cristian Castro dijo azul en el tema homónimo, no recuerdo el resultado, ya hace muchos años, cuando sonaba en la radio, pero sé que las conté). Fue cuando estaba pendiente de las suturas, pendiente de concu que le había bajado la presión de la impresión por el pie torcido de bebé, que estaba sentado en el piso de la sala de partos, fue entonces cuando se acercó el pediatra malo con un bollo de mantita y adentro estaba él, calentito, con la frente arrugada, haciendo toda la fuerza del mundo para levantar esos parpados tan pesados, esos parpados que luego miraría más en detalle y qué son claramente los de mi familia materna, haciendo fuerza para abrir esos ojos y mirar por primera vez este mundo... Ese fue el momento, dudo que haya otro momento en que se vuelva a parar el mundo, mi mundo, y todo se resuma en esos ojos que de alguna extrañísima manera salieron de mí, los ojos de P...

2 comentarios:

  1. Una vez que pasaron los dolores y sentís esa sensación de "lo logré" es el momento más increíble del mundo. Nos leemos!

    ResponderEliminar
  2. Exactamente, increíble. Nos leemos!

    ResponderEliminar