sábado, 26 de octubre de 2013

el adverbio a prohibir

Medio que de casualidad me compré hace unas horas la Guía Inútil para Madres Primerizas II, de las genias de Ingrid Beck y Paula Rodríguez. Medio de casualidad, digo, porque entré a la librería sin saber bien qué buscaba. Y porque compré la 2 porque la 1 no estaba, sin saber la diferencia entre los contenidos de una y otra. La cuestión es que hice bien en comprar la 2 (más allá de que sigo queriendo también la 1) porque arranca con el año de nuestro primogénito. Y P. está a días de cumplir el año.
Sabía que las guías estaban pensadas como un manual para que la primeriza logre defenderse del mundo exterior. No sabía que el capítulo 1, llamado Habla o camina, me iba a venir tan como anillo al dedo en este momento. Porque allí hablan sobre las dificultades del mundo que nos rodea para comprender que lo "normal" es que el niño camine "alrededor" del año, lo cual puede ser meses antes, al año o meses después.
Reconozco que yo tuve ansiedad por que P. caminara. Pero no ahora, a los 11 meses. Tuve ansiedad cuando nació y vi su pie torcido, tuve ansiedad al tercer día cuando el especialista dijo que su pie derecho nunca será igual al izquierdo, tuve ansiedad al quinto día cuando lo enyesaron.
Pero esa ansiedad comenzó a disiparse cuando, a los 15 días, con un yeso pesadísimo en la pierna derecha del pie a la cadera, P. se dio vuelta en la cama. A este pibe no lo para nadie, pensé, sin detenerme en la paradoja de la frase que acababa de formularme a mí misma. La ansiedad siguió disminuyendo cuando aprendió a estar parado, cuando aprendió a gatear, con férula y todo, cuando aprendió a pararse solo, con la férula también.
Ahora en la casa de mi mamá empuja una silla de mimbre y camina usándola de andador. Por eso le compré un caminador de esos para empujar, pero por ahora le interesa más el tablero de actividades que trae adelante que la función caminador.
La cuestión es que ahora que yo estoy tranquila de que caminará perfectamente cuando decida hacerlo, siento la ansiedad del resto, padre, hermana y abuela incluidos. El viernes pasado ensayé una respuesta en un cumpleaños: "en el jardín nos dijeron que es normal que caminen entre el año y los 18 meses, que sólo después del año y medio es motivo de consulta". Y fue una respuesta elegante, porque nosotros no necesitamos consultar nada porque P. está atendido por un especialista desde el 3er día de vida.
Pero las genias de Ingrid y Paula me dieron La Respuesta, o una de las respuestas posibles, a toda esa gente... bientencionada, pongámosle. Y lo bueno es que se aplica a muchos casos, no sólo al caminar. Dicen ellas que cuando alguien osa decir "¿el nene todavía no... camina, habla, duerme de corrido, dejó la teta, etc., la respuesta recomendada es "todavía es un adverbio que debería ser prohibido por la Convención de los Derechos del Niño".
En fin, dicen muchas más cosas. Yo aun no terminé el libro, sí el capítulo, pero desde ya se las recomiendo, a esta guía y a la primera aunque aun no la leí. Pongo las manos en el fuego por estas barcelonescas madres.




miércoles, 16 de octubre de 2013

una foto familiar (en 10 X 15 por favor)

Cuando era chica le preguntaba a mi mamá por qué el día de la madre era el día de la familia. "Porque algunos chicos no tienen mamá y se ponen tristes si no lo pueden festejar, entonces en la escuela dicen día de la familia, porque todos tienen una familia" -acá agrego un paréntesis porque en primer grado yo iba a una escuela donde iban chicos de instituto de menores que, técnicamente, no tenían familia, pero se ve que la pregunta sobre la fecha la hice años antes o años después porque sobre eso no (re)preguntaba-. ¿Y por qué el día del padre no es el día de la familia, si muchos chicos no tienen padre? Le retrucaba yo a mi mamá. Creo que mi mamá dejaba de contestar. Al menos no recuerdo ninguna respuesta.
Recuerdo haber leído, hace unos meses, un comentario en un blog de maternidad en el cual una madre separada del padre de su/s hijo/a/s contaba cómo (no)se resolvió el temita de la foto familiar que suelen pedir los jardines y escuelas. Ante el dilema de la separación (dos casas, ¿dos familias?) la maestra propuso que, si no les molestaba, se sacaran una foto con el/a nene/a aunque estuvieran separados.
Este año soy madre. Mi hijo, lamentablemente, ya está escolarizado. Como era de esperar, en el jardín me pidieron "una foto familiar de 10 x 15". No teníamos ninguna de los 4, asique hice los deberes: pedí que nos sacaran una, la llevé a imprimir, la mandé al jardín antes del 11 de octubre, como rezaba la nota.
Este martes me encontré con la puerta de la sala de P. decorada cn unas 15 fotos enmarcadas. Chusmeé un poco. Vi que algunos de sus compañeros son primeros hijos, otros segundos. No sé si algunos serán segundos hijos sólo de un lado, como en nuestro caso. Vi que no hay madres solteras ni padres solteros. Tampoco hijos de padres del mismo sexo. ¿Habrá algunos que habrán hecho la farsa de sacarse la foto juntos estando separados?
En mi caso puntual, lo que me chocó fue el encabezado. La foto de P. decía, arriba, "Familia F." No es que quisiera que diga "Familia F-G". Seguramente se fijaron en el cuaderno el apellido de P. y ya. Pero yo hubiese puesto "la familia de P.". E hubiese invitado a mandar una o dos fotos familiares...
Miento, hubiese invitado a festejar el día de la madre. Porque al fin de cuentas nos están quitando el día con esta resignificación. Y si en esta sociedad conservadora la madre simboliza la familia, entonces hubiese pedido una foto de P. con su mamá. Si al final de cuentas soy una egocéntrica y ¡sólo quiero protagonismo!

viernes, 4 de octubre de 2013

¿DIY o cartonero?

El cumpleaños de P. iba a ser en el jardín de mi mamá. Pero está en obra y realmente no se puede. Una amiga por chat me insistía con una casita de fiestas, que a mí no me convence no sólo por el precio sino porque quería algo al aire libre, etc. Pero me recordó que por mi casa hay una que hace promo muy barata, que la he visto de afuera pero nunca había entrado. Y de afuera es linda, turquesa, con una jirafa con una flor en la boca. Como P. estaba medio insopor esta mañana, decidí sacarlo a pasear y ya que queda a solo 4 cuadras, decidí averiguar si me alquilan solo el lugar, sin comida ni animación.
En el timbre encontré un cartelito de la promo que anunciaba, además del precio, el contenido: animación, comida para los chicos, piñata, Pablo, ¿Pablo?, ¿qué será eso? Bueno, y otro cartel que decía que había que ir a buscar al dueño a su casa, a media cuadra. Eso hicimos y en la media cuadra que recorrimos con él, este sexagenario me contaba, fascinado, un documental que estaba viendo de buscadores de oro. Parece que mostraba a unos chicos de Estados Unidos que salían a buscar al mar. "Un trabajo difícil filtrar el agua pero tenían que volver con algo porque si no con lo que habían gastado en combustible...", me explicaba.
Al entrar vi 3 mesas redondas con manteles y sillas, y el señor empezó a refunfuñar porque alguien había olvidado las luces prendidas. Me llevó a la primera piecita, donde comen los nenes. No miré con mucho detalle porque estaba ocupada intentando explicarle que como es cumple de 1 no necesito animación. No me estaba yendo muy bien. El señor refutaba: "si son 5 chicos ya no te dejan comer".
Me mostró la segunda habitación, donde están los juegos para grandes -un jueguito electrónico de esos de casas de videojuegos y uno de embocar unas pelotas en agujeros de madera- y el inflable para chiquitos -un castillo que estaba desinflado-. Y seguía: "incluye comida para chicos, chizitos, palitos... ¿cuántos chicos serán? ¿10?". "Sí, más o menos", le dije resignada. Y pasó a mostrarme el baño de nenes, de nenas con cambiador, de adultos.
"Y ahí afuera está la parrilla por si querés hacer algo, aunque el que hace los patys se pierde la fiesta, y acá el horno por si querés calentar algo para los grandes. Acá mi mujer acomoda la comida y mi hija sirve en la mesas." Y como en una obra de teatro, entró la mujer desde la calle y él enseguida la retó por haber dejado las luces prendidas.
"Les damos sorpresitas para que se lleven, como estos molinillos, ves, está el de 7up, el de agua..." Tardé en entender a qué se refería. Los molinillos de viento estaban hechos por él con restos de botellas de plástico, verde de 7up, celeste de agua mineral. "Y éste, ¿ves?, lo hice con un papel que encontré, ¿viste qué lindo? Es papel de empapelar".
Por suerte no soy muy expresiva, asique mi cara sería cara de nada mientras él seguía: "Si querés podés traer 10 globos, igual como ves ahí tenemos, en general no se los llevan porque ¡les damos tantas cosas que no les alcanzan las manos! Los molinillos, collares... Para la piñata les damos estos conos, ¿ves?, que los hago con cartón así enrollado, entonces no se ensucian las manos juntando caramelos, y después bajás así el cartón, ¿ves?, y se cierra", decía mientras me mostraba una especie de cucurucho hecho con un cartón estampado vaya uno a saber de qué.
"¿Y ves esos juegos que están ahí? Los junté de la calle" decía señalando unas cocinitas y mesas de herramientas bastante manchadas y desteñidas. "Este año no aumentamos por la inundación. Y la verdad es que no fue bastante bien", me decía mientras yo pensaba si esas cocinitas y mesas de herramientas habrían sido recogidas de las calle el 3 o 4 de abril, luego de flotar durante horas en alguna pieza del barrio.
"Y esas flores eran del jardín". Señalaba unas flores de cartulina pegadas en las paredes. No pregunté, no había lugar, casi, para preguntas, porque el hombre no paraba de hablar. Supuse que se refería al jardín de infantes de enfrente. Quizás las había recogido de la basura del jardín después de algún festejo primaveral. "Las pegué así como estaban, nomás, pensé que se iban a caer y dije bueno, que duren lo que duren, y hace un año que están, no se cayó ni una", contaba orgulloso, para pasar luego a mostrarme un pizarrón para fibrones que hizo con una estructura metálica que encontró por ahí y una chapa vieja que giró y me mostró oxidada por detrás, pero pintada por él por delante. "Es el mismo color de la puerta de la calle, ¿te das cuenta?"
Ya está, ya me quería ir. Esto tenía que terminar cuanto antes y sin embargo este tipo me generaba una mezcla de admiración y pena, el lugar, su lugar, rechazo y admiración a la vez. Fui encarando para la puerta y la señora sacó el cuadernito de disponibilidad. Fuimos al fin de semana en cuestión, donde tenía para completar 3 franjas horarias: 13 a 16, 17 a 20 y 21 a 24. ¡¿Quién festeja un cumpleaños infantil de 21 a 24?! pensé mientras la señora me decía "de 17 a 20 tenés la opciones de traer pastafrolas y mate. O bueno, algunos traen sandwichs y vittel tone igual", poniendo cara de asco.
"Bueno, lo charlo con mi marido y cualquier cosa le aviso", dije riendo para adentro y odiándome también un poco, sabiendo que en términos estrictos ni marido tengo y que es la respuesta elegante que saco a relucir cuando ya decidí no contratar un servicio pero no quiero herir susceptibilidades. Ya estaba, entonces, por lograr mi cometido de salir de ese lugar cuando el señor buscó un molinillo para regalarle a P. "Le doy de papel porque con los de plástico se puede lastimar", dijo mientras le entregaba uno de los de papel de revista.
Llegué a casa con el papelito de la promo donde la señora me había anotado los horarios disponibles para ese fin de semana. Antes de tirarlo, encontré la explicación a una pregunta previa. "Opcional 'Pablo de los Backyardigans'". Probablemente por $ 100, mientras su mujer saca bandejas del horno y su hija sirve en las mesas este buenhombre se calze el disfraz bostero y juegue con los chicos. Probablemente, incluso, lo disfrute este hombre dedicado a buscar oro en bolsas de residuos y restos de la inundación.